DOMUND
El Domingo Mundial de las Misiones es una jornada anual en la que la Iglesia católica promueve el espíritu misionero y los valores cristianos. Se celebra en todo el mundo el penúltimo domingo de octubre.
Tiene cinco grandes objetivos:
Oración al Señor para acelerar su reinado en el mundo.
Hacer comprender a todos los fieles el problema misionero.
Estimular el fervor misionero de los sacerdotes y de los fieles.
Dar a conocer mejor la Obra de la Propagación de la Fe.
Solicitar la ayuda económica en favor de las misiones.
Este año el lema es Corazones ardientes, pies en camino.
TESTIMONIOS:
1-Nieves González- Bolivia
Desde hace dos años, vivo junto a los hermanos y hermanas de mi comunidad, Adsis, en la gran ciudad de El Alto, en Bolivia. Nuestra casa está ubicada junto a la Parroquia Santa Clara. Y, en el mismo recinto, construimos hace 13 años el Centro de Desarrollo Comunitario “UTASA”, palabra aymara que significa “nuestra casa” o “casa de todos”. Aquí paso gran parte de mi tiempo.
Atendemos una población de 100 niños del sector, apoyando su aprendizaje mediante refuerzo educativo de lunes a viernes, en dos turnos complementarios a los horarios de los colegios. Además del objetivo del aprendizaje, tenemos el del apoyo a su nutrición y salud, que lo hacemos con el comedor y con hábitos diarios de higiene.
Mi oficina está a la entrada del Centro y, con la puerta siempre abierta, recibo a los niños y niñas diariamente, muchos de ellos con sus madres, y los veo bajar y subir por las escaleras hacia sus salones de clases.
Los sábados por la tarde funciona el Centro Juvenil “UTASA”. Mi labor aquí es apoyar a los más de 15 monitores jóvenes que realizan talleres y otras actividades con unos 70 adolescentes de la zona. La mayoría de estos monitores pasaron antes por el Centro Juvenil como receptores, pero se les fue dando la posibilidad de ser protagonistas, y ahora son ellos los que llevan adelante las actividades por sí solos.
En fin, mi vida “se pierde” entre tanto servicio, pero tengo la experiencia de que “se gana”, y de que mi corazón se agranda cada vez más para acoger a tantas personas en él.
Doy gracias a Dios por mi misión en esta tierra del altiplano boliviano. Y gracias también por los casi 15 años que pasé en el Sur de Chile.
Opinión: es un voluntariado que me gustaría realizar en algún momento de mi vida, me gusta la idea de mejorar la educación de los niños que no pueden asistir al colegio por su situación y enseñarles las materias y conocimientos básicos que cualquier niño merece saber. La actividad de la tarde también me parece interesante porque creo que los adolescentes también merecen la oportunidad de aprender.
2-Julio Cuesta-Filipinas
Nació en la provincia de Burgos hace más de 70 años. Decidió regalar su trabajo y esfuerzo en las zonas más pobres del planeta. Su vocación lo llevó hasta La Payata, uno de los rincones más deprimidos de Filipinas.
– ¿Cómo define un misionero qué es ser misionero?
– Ser misionero es ponerse a disposición de los demás. Para mí es muy fácil, porque estoy rodeado de gente que simplemente necesita ayuda. Me gusta explicar lo que hacemos con una frase de Theilard de Chardin: “sembrar amor por el mundo”. Afortunadamente, en esa siembra descubres que no estás solo y eso es muy bonito.
– ¿Se puede explicar cuál es la situación que se vive en La Payata?
– Es la vida trágica de más de 250.000 personas que viven en condiciones infrahumanas. Gente que no tiene en quién apoyarse. A la que nadie ayuda. Desde nuestra congregación de la Pequeña Obra de la Divina Providencia hemos puesto en marcha nueve comedores, un ambulatorio para tuberculosos, dos dispensarios médicos y un internado para niños con discapacidad física o psíquica. Atendemos a muchas personas, pero no deja de ser algo casi simbólico ante la extrema necesidad de mucha más gente.
– ¿Qué le impulsó a poner en marcha estos centros?
– Ves realmente que la sociedad no llega. Que son gente sin futuro. Viven entre basura y les haría falta tener un poco más para que pudiéramos decir que son pobres. Miras eso y piensas: algo tengo que hacer. Sobre todo con el problema de los niños con discapacidad. Directamente son abandonados, en la carretera, en la calle, porque las familias no pueden ni plantearse el coste que les supone mantenerlos. Nosotros hemos acogido a unos cincuenta.
– ¿Cómo consigue la misión abrir sus centros todos los días?
– Se va adelante poco a poco gracias a la Providencia, que siempre está de nuestra mano. Hace 25 años que nos pusimos en marcha en Manila y no hemos parado de trabajar en nuestros trece centros. Son siete días a la semana y treinta días al mes. Hay un trabajo infinito por delante.
– “Sé valiente, la misión te espera” es el lema de este Domund. Ante situaciones así, parece muy apropiado
– Opinión: Me parece muy valiente este señor ya que abandona toda su vida en España para dedicarse a las personas que realmente lo necesitan, es necesario que haya puesto en marcha ambulatorios y más ayudas para ellos. Está muy bien que se preocupen tambíen por las personas discapacitadas y abandonadas.
3- Andrés Díaz- Taiwan
“Nací el 3 de octubre de 1917. Desde muy pequeño oí hablar de las Misiones a mis padres.En 1940, meses antes de terminar la carrera de Medicina, me planteé una vez más mi gran problema: ¿Dónde me quiere Jesucristo?. En unos Ejercicios Espirituales vi claro que la vida misionera era la vocación que el Señor quería para mí.
Llegué a China en 1947. En l948 fue un momento importante. Mao Tse-Tung estaba próximo a Pekín. La preocupación abrumaba a la gente; la llegada de las tropas de Mao era cuestión de semanas. Probablemente muchos no se daban cuenta de lo se les venía encima; yo, por mi experiencia de nuestra guerra civil y por mi edad, viví aquel día intensamente.
China desapareció de mi vida y entraron otros inesperados nombres geográficos: Manila (1952-1961); Timor Leste, (1961-1969); Taiwán (desde 1969). Aquí viene muy bien lo de san Pablo: “para los que aman a Dios… TODO colabora al bien”.
En 1961, recibí una nueva orden, ir a Timor Leste, entonces portugués, como rector del Seminario de Nosa Señora de Fátima, en Dili. Ni siquiera era capaz de localizar ese país en un mapa.
Ocho años en ese inolvidable país, y vuelta a China, pero esta vez a la China insular, a Taiwán, donde asumí la cátedra de Deontología en la Universidad y un curso de lengua latina en las facultades de Derecho y de Lingüística. En Taiwán, mi apostolado no solo fue la enseñanza sino también el cuidado de la salud, que sigo ejerciendo en mis visitas a los misioneros enfermos y a católicos y no católicos en los hospitales.
Después de 70 años de misionero en cuatro países diferentes, mi consejo a quien tenga vocación misionera y esté dispuesto a irse a la misión es que “ame al nuevo país y sus habitantes hasta que duela.” En mi vida he pasado por 5 naciones (4 en el hemisferio norte y una en el hemisferio sur) y siempre me he sentido en casa.
Opinión: Me parece muy bien que la gente también haga voluntariados en el oriente, ya que también hay gente necesitada y también que haya hecho voluntariados en varios países está bien para cambiar de ambiente y ayudar a diferentes personas. Pienso que también aprendes muchas cosas yendo de voluntariado, como nuevos idiomas o conocerte más a ti mismo y sentirte mejor al ayudar a las personas y también tienes mucho tiempo para reflexionar.
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